Además de contribuir al objetivo primordial de no proliferación, los participantes en el Grupo Australia consideran que los acuerdos sobre regulación de las exportaciones son un medio fundamental para garantizar la ausencia de trabas al comercio legítimo de sustancias químicas, agentes biológicos y equipos afines. Y ello por las graves sanciones políticas que se impondrían a las empresas, si se averiguase que sus productos han sido empleados en programas de armas químicas y biológicas. A pesar de que las empresas siguen teniendo la obligación de no participar de forma intencionada en tales actividades, una adecuada regulación de las exportaciones potencialmente sensibles contribuye a reducir el riesgo de que lo hagan de manera involuntaria. Esto les permite, a su vez, participar con mayor confianza en el comercio de productos que, de otro modo, podrían utilizarse incorrectamente para producir armas químicas y biológicas.
Las medidas reguladoras derivadas de las actividades del Grupo Australia tienen un impacto mínimo en el comercio global de sustancias químicas, agentes biológicos y elementos y equipos de uso doble. La licencia a la exportación contribuyen a frenar la proliferación mediante el control de los materiales pertinentes y permiten que se paralice una venta en los casos, poco frecuentes, en que exista la posibilidad de que determinada exportación contribuya a un programa de armas químicas y biológicas. Así, las medidas reguladoras aplicadas por los participantes en el Grupo Australia afectan únicamente a un reducido número de países sobre los que existen pruebas de su interés por desarrollar y mantener capacidad productiva en materia de armas químicas y biológicas. Las actividades del Grupo se limitan a medidas antiproliferación, y no pretenden ni promover el desarrollo comercial de sus industrias en los Estados participantes, ni perjudicar el desarrollo económico legítimo de los demás países.